sábado, 19 de abril de 2014

Aunque no a todo hace falta llamarlo amor.

Le estoy mirando, presencio su presencia. Pero él no es consciente.
Es impulsivo pero preciso. No falla en su golpetear diario ni por décimas de segundo.
Sigue sus propias reglas, su propio ritmo.
Y me da vida.

Yo, reflexiva e imprecisa, sin conocer aún su receta mágica, aquí sigo, fallando, a veces.
Ensayo-error, escribiendo las reglas sobre la marcha.
Pero no, no me menosprecio, en mi egocentrismo, aún me queda mucho amor propio.
Porque yo no seré la máquina perfecta, pero él también depende de mi.
Yo también le doy vida.

Relación perfecta, inquebrantable. Y si surgen dudas, las resolvemos bailando. Y si surgen problemas, lo echamos a un pulso.
Porque el uno sin el otro ya no podemos vivir.
Aunque no a todo hace falta llamarlo amor.

No sé si sabe que yo le controlo, no sé si en realidad soy yo la que depende de él.
Sin embargo, en cosas de dos, ¿quién puede más?
Corazón y yo seguimos a lo nuestro, a ver qué sale.

domingo, 6 de abril de 2014

Taciturna: Con tu taza, en mi sofá, sobre nuestra luna. No hay un día que no te recuerde. No hay un día que no quiera verte.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Los chicos sois magníficos. Respuesta a: http://avecespiensoque.wordpress.com/2014/02/10/las-chicas-son-magnificas/

En respuesta a esta entrada que me encantó leer: http://avecespiensoque.wordpress.com/2014/02/10/las-chicas-son-magnificas/


¡Qué bonito! ¿sabes? Nosotras, (yo en particular, muchas en general) algunas veces, también pensamos en esas cosas de vosotros, esos detalles, de la noche a la mañana, que pueden mantenerte insomne y soñando al mismo tiempo. Y es que lleva tiempo asimilar tanto detalle, pero ya sabéis que somos así.
 Pero muchas veces no decimos todo eso que pensamos. Porque somos tan cursis, que por miedo a ser más cursis aún, intentamos no decir cosas cursis, porque lo cursi es cursi y lo cursi no siempre agrada. Lo cual es más cursi aún.
Y muchas veces no sabemos decir las cosas claras.

Me ha gustado tu manera de contarlo, como espontáneo. A mis amigas y a mi (hablándolo, también en el bar de siempre) nos cuesta. Somos de las que nos maravillamos con los detalles y no nos gusta romper esa magia, desde por la mañana pensando:

1) Da igual como tengáis el pelo o los decibelios en que puedan medirse vuestros bostezos, o si de repente parecéis elastic-man y se os fuera a caer la cabeza de los hombros de tanto estiraros. Las que perdemos la cabeza somos nosotras, con esa mitad indefensa, mitad juguetona sonrisa que os sale al decir "Buenos días".

2) Tampoco importa el qué os rasquéis si sois vosotros los que nos preparáis el desayuno.

3) Nos gusta (y no) cuando nos acompañáis a los sitios. Da igual si es pronto o tarde, pero nos encanta cuando alargáis ese poquito más, aunque os digamos "que llego tarde..."

4) Nos compraríamos unas Google Glass (si tuviéramos dinero) solo para poder ver la pantalla del movil a todas horas y comprobar si nos habéis hablado (o si estáis escribiendo, o si habéis estado en línea... ¡por favor que se conecte!) y poder seguir haciendo una vida normal.

5) Nos gustan los hombres a los que les da igual la hora, que siempre están a la espera de volver a vernos; de echar un trago, de bailar (como si supiéramos alguno de los dos), de echarnos un pulso de esos con los dedos para ver quién se levanta a por el mando (que casualmente nunca dejáis vosotros a otro lado de la habitación.)

6)También nos gustan los hombres que nos miráis así cuando creéis que no nos damos cuenta.

7) Nos gustan los hombres que cuando nos ven pasar frío nos abrigan entre sus brazos (más si es con una manta o abrigo) (más aún cuando salimos del agua o la ducha, hace frío, y es con una toalla).

8) Nos gustan los hombres a los que les confiamos esa preferencia secretísima (friki a más no poder) con vergüenza y la cabeza baja y en seguida ellos lo repiten gritando y añaden "¡no puede ser!"... pero solo cuando nadie más puede oírnos.

9) Nos gustan los hombres a los que no solo les ha gustado leer tu entrada sobre las mujeres, sino que también han llegado a este punto de la mía sobre los hombres. Nos gustan los dulces.

10) Perdón, quería decir: ¡NOS GUSTAN LOS HOMBRES QUE NOS TRAEN POR SORPRESA COSAS DULCES! Porque eso del "no, que engorda" es mentira.

11) Nos gustan los hombres que nos dicen que nos queréis tal y cómo somos. No tanto cuando nos miráis sin decir nada, esa sensación de "tengo algo, tengo algo, tengo algo...".

12) Nos gustan los hombres en los que poder confiar en que si tenemos algo entre los dientes nos lo van a decir. Pero no tanto (aunque hay diversidad de opiniones, claro) los que aprovechan la oportunidad "para quitártelo".

13) Aunque inevitablemente, nos encanta que nos robéis besos, de esos, que sin darte cuenta, te ponen las esposas (yo digo figuradamente) y te hacen esclava. Pero te hacen tirana también, y exiges más.

14) Nos gustan los hombres que en medio de un abrazo, son capaces de tirarte al suelo de un guantazo si empiezas a hacerles cosquillas. Nos gusta verles sufrir un poco. Y quejarnos un poquito también, para que vengan y nos den un abrazo.

15) Nos gusta los hombres que nos sugieren el fútbol como una actividad divertida. (aunque todos sepamos que no nos enteramos de nada)

16) Nos gustan los hombres que nos ven tan perdidas viendo el fútbol, que se apiadan y nos explican qué es el fuera de juego.

17) Nos gustan los hombres explicándonos qué es el fuera de juego.

18) Nos gustan los hombres que se dan cuenta de cuando nos hemos cortado el pelo o hecho algo distinto.

19) Nos gustaría que esos hombres existieran.

20) Nos gustan los hombres "fuera de juego" cada vez que intentamos explicarles la diferencia entre "rosa" y "fucsia".

21) Nos gustan los hombres.

22) Nos gusta intentar que a los hombres les gusten también nuestras cosillas más de mujeres. Pero es mejor no ponerles a hacer cupcakes y dejarles a solas con ellos sin hornear, ni insistir en que se echen cacao para los labios del nuestro (de esos con sabores) porque es probable que acabemos en urgencias.

23) Nos gusta llamar a los hombres "gochos" y cosas por el estilo, mientras nos comemos lo más cerdo que pueda comerse sin estropearnos mucho el pintalabios.

24) Porque nos gusta estropearnos el pintalabios dandoos besos. (Sí, ya sabemos que a vosotros esos pegajosos os dan mal rollete)

25) Nos gusta robaros el último pedacito de postre que reserváis, ansiándolo desde el principio, haciéndoos la boca agua imaginándoos como sería ese momento en que pudierais saborearlo. Nos gusta la cara que se os queda.

26) Nos gustan los hombres que...

27) Nos gusta dejar las cosas a vuestra imaginación.

29) Nos gustan los hombres con risas graciosas. Y como nos contagiáis esa risa. No nos gusta tanto cómo nos mira la gente con la que nos cruzamos, mientras, por la calle. No, nos encanta, poder reírnos aún más de los gestos de entre risa y susto que nos dedican.

30) No nos gusta esperar. Ni si quiera podemos esperar a terminar lo que estamos escribiendo (gracias a vosotros, musos) para deciros "pues me he puesto a escribir..."

31) Nos gustan los hombres que inspiran.

32) Y los que espiran, inspiran, espiran... porque eso significa que son reales (pero no que expiran, porque no son eternos). Y nos gustan más aún los hombres que entienden esa diferencia. Porque siempre  está bien una conversación seria e interesante después de habernos reído tanto de la cara del tío aquel de antes cuando nos íbamos riendo, ¿sabes?.


33) Nos gustan los hombres que quieren que nos acurruquemos a su lado por las noches. Y que nos abracen, claro que nos gusta.

34) Nos gustan los hombres que se duchan.

35) Nos gustan los hombres que nos piden que les acompañemos. (a sitios, hombre)

36) Nos gustan los hombres que se dejan hacer un lío. Porque nos gustan los hombres sencillos. Porque en sí ya son laberinto. Porque nos gustan los hombres llenos de sorpresas, que cada día a cada rato vamos descubriendo.

37) Da igual como tengáis el pelo o los decibelios en que puedan medirse vuestros bostezos, o si de repente parecéis elastic-man y se os fuera a caer la cabeza de los hombros de tanto estiraros. Las que perdemos la cabeza somos nosotras, con esa mitad indefensa, mitad juguetona sonrisa que os sale al decir "Buenas noches".

Porque de principio a fin, de norte a sur, de este a oeste: Nos gustan los hombres.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La nueva colección de Zara no vale para nada (sin ti)

El otoño-invierno
en los árboles,
en los escaparates.
Entre rama y rama,
y puntada y puntada.
Putada:
es echarte de menos
cuando más me haces falta.

Que no es lo mismo
un abrazo de chaqueta
nueva temporada
que no sentir más frío
porque estás aquí.

Y sopla el viento,
sopla.
Y arranca las hojas,
hojas.
Se escucha el vacío,
en el eco de estos versos.
Versos. Besos. Esos.

Putada es que no estés aquí.
Putada es vacío.
Putada es sin ti.

Naranja. (y otras cosas que vienen al poema.)

Vida,
que es naranja
y sol:
Acidez: afrontar el alba,
duras mañanas.
Y lo tierno
y lo dulce
del descanso,
del ocaso.
Naranja, naranja.

Carrera,
sol,
naranja,
la guerra
todos queremos ganar,
separar,
los gajos.
Naranja y más naranja.

Naranja que vivimos
implosionando,
terminando,
terminando en supernova.
Ácido o dulce,
según la desgajes.
La naranja, la naranja.

sábado, 16 de noviembre de 2013

lunes, 4 de noviembre de 2013

Que no quiero limpiar la mesa (joder, mamá.)

Muchas veces no las vemos, (creo que, físicamente, solo mi madre puede). Pero están ahí.
Aunque pueda limpiarlas, (aunque mi madre pueda limpiarlas). Siguen ahí.
Si te esfuerzas en buscarlas, las encuentras, perfectamente, sobre el cristal de mi mesa.
Y yo me quedaría aquí, mirándolas mientras escribo. A veces recordar esos momentos es lo único que me quita este frío.
Reflejan, como a trasluz, pequeños pero lúcidos instantes... ¡qué brillantes!
Algunas basta con mirarlas para recordar cada movimiento que las originó, cada una con su historia: mis manos, chocolate, lágrimas, pintura, migas de galleta, las manos de Miguel, maquillaje...
Instantes que una bayeta no puede borrar.
Ellas son, las huellas de este frágil escritorio de cristal.
Que lo vuelvan opaco, que lo sigan llenando de vida. Pero esta mesa no se limpia.